jueves, 30 de agosto de 2007

Proteger el mobiliario metálico del exterior (continuación)

Proteger antes de pintar

Una vez terminado este paso, con ayuda de una brocha aplicaremos el esmalte antioxidante de color blanco, aunque podemos encontrarlos en una amplia gama de colores, dependiendo de la pintura final que vayamos a escoger. La pintura por sí sola no basta para combatir las adversidades del tiempo; por ello nos ayudaremos de este tipo de esmalte, compuesto principalmente por poliuretano, actuará a modo de película protectora en todo tipo de metales. No te preocupes si decides alterar el color, pues este tipo de compuestos son totalmente lavables.

Cubriremos la totalidad del mueble con una buena dosis de antioxidante sin diluir, haciendo hincapié siempre en aquellas zonas de mayor exposición. Un consejo recomendado es aplicar, si es posible, una segunda capa de esmalte, aunque otro truco podría ser rociar toda la superficie metálica con spray de silicona. De ambas formas, se refuerza tanto el poder antioxidante como el color final de la pintura exterior.

Un último retoque
Dejaremos secar, como mínimo, 24 horas antes de imprimir la capa final, y sólo cuando haya transcurrido el tiempo mínimo de secado, podremos comenzar a dar color a nuestro mobiliario. Antes de iniciar este paso, tendremos que cerciorarnos de que nuestra brocha esté limpia, ya que, en caso contrario, podríamos estropear el resultado final.

Por último, es aconsejable simular una veladura que suavice la tonalidad de los colores utilizados. Para crear este efecto debemos diluir muy bien la pintura antioxidante con un poco de disolvente. El resultado es un líquido semitransparente que extenderemos uniformemente por toda la superficie con ayuda de una esponja. Dejaremos secar unas horas y tendremos lista nuestra terraza para volver a disfrutarla plenamente.

Otros consejos
Otro cosa que podemos hacer es realizar un lacado de las superficies. Una vez terminado el lijado y pintado, con ayuda de una muñequilla, podemos enlacar las distintas piezas para favorecer su aspecto final.

Otro recurso a nuestro alcance y de gran tendencia es el envejecimiento de los muebles de exterior. Para ello podemos utilizar distintas técnicas como el decapé o el craquelado, aunque utilizar pinturas con grano en colores rústicos y oscuros también aportará una imagen atractiva a nuestro rincón especial.

martes, 28 de agosto de 2007

Proteger el mobiliario metálico del exterior

El calor, el frío, la lluvia y los cambios bruscos de temperatura provocan en nuestro mobiliario exterior un deterioro más acelerado de lo normal, sobre todo en las mesas y sillas de hierro que tengamos en nuestro jardín. Si nuestra casa, además, está ubicada cerca de un puerto o de una playa, la humedad y la sal pueden agravar aún más la oxidación. Para prolongar la vida de nuestros muebles y hacerlos inmunes a las inclemencias del tiempo, no hace falta más que una simple revisión, con la que nos aseguraremos un buen aspecto, como mínimo, durante los próximos 18 meses.

Siguiendo unas cuantas pautas de saneamiento muy sencillas, evitaremos el deterioro de las piezas de exterior y no tendremos que reemplazarlas cada temporada. A continuación podrás encontrar unas cuantas técnicas para paliar los desconchados y el óxido que tanto desluce la imagen de nuestra terraza. De esta forma, tu espacio al aire libre te lo agradecerá y podrás disfrutar plenamente de todos los utensilios sin temor a cortes ni desperfectos.

Materiales y herramientas necesarias

  • Esmalte antioxidante de color blanco.
  • 1 bote de pintura de color a nuestra elección.
  • 1 brocha.
  • 1 esponja.
  • Papel de lija de grano medio.
  • Guantes y gafas protectoras.
  • Cepillo metálico.
  • Aguarrás.

Todos estos materiales podrás encontrarlos fácilmente en droguerías, tiendas de decoración y bricolaje, y no supondrán un coste mayor de 15 euros.

Antes de comenzar, prepararemos nuestro escenario de trabajo. Esto asegurará una labor más confortable, con todos los utensilios necesarios a mano, así como la limpieza a la hora de pintar, lijar y realizar los acabados. Un hule grueso y plastificado es una buena opción si trabajamos sobre una mesa. Otro consejo es hacerlo a una altura cómoda, y que nuestro banco de trabajo sea amplio para poder desplazarnos con soltura. Si tenemos la posibilidad de desmontar nuestros muebles en piezas, nos resultará más fácil manipularlas y atacar el óxido.

Cuatro pasos para renovar tus muebles
La primera tarea que llevaremos a cabo es la retirada del acabado más deteriorado de los muebles. Normalmente, aunque aparentemente las sillas y mesas suelen ofrecer una imagen de buen estado, las patas son las zonas donde más se acusa el paso del tiempo. Sin embargo, eso no quiere decir que otras partes como los respaldos, asientos y tablas de apoyo estén libres de sufrir roturas o averías. Así que aprovecharemos nuestro trabajo de restauración para poner a punto todas las zonas visibles.

Usaremos el papel de lija de grano medio para dejar desnudos nuestros muebles y extraer la pintura anterior y el óxido que haya podido acumularse, preocupándonos especialmente en aquellas zonas curvas o con oquedades donde sea más difícil el acceso. Otros aliados podrían ser el cepillo metálico, el decapante químico o las lijadoras eléctricas, ya que proporcionan mayor rapidez y el resultado final suele ser más uniforme y completo.

Si finalmente te decides por el decapante, no te olvides de usar guantes y gafas para protegerte, trabaja en un lugar bien ventilado y deja actuar al compuesto durante varias horas. Una vez pasado el tiempo, con ayuda de una cuchilla o una espátula, retira la pintura. Cuando termines el proceso, el papel de lija puede servir para rematar las zonas que hayan quedado descubiertas.

Es normal que encuentres más dificultad en las zonas que han tenido más contacto con la humedad. Si tienes un mueble demasiado oxidado, puedes incorporar un cepillo metálico de alambre duro al taladro y retirar la herrumbre pesada.

Más técnicas de pintura en Bricolaje y Hogar

martes, 7 de agosto de 2007

Instalar un variador de intensidad lumínica

La función de este módulo es variar la intensidad luminosa en instalaciones provistas de lámparas incandescentes; esto permite lograr un efecto lumínico que puede resultar agradable, además de emplearse para implementar sistemas de racionalización en el uso de la energía, de manera que sólo se emplee la cantidad luz que se necesite en hogares, oficinas o locales comerciales.

Utilización y tipos

Si la iluminación debe adecuarse a finalidades específicas, como por ejemplo ver la televisión o iluminar un espacio durante una fiesta, es necesario variar la intensidad de la luz.
Esta acción puede parecer complicada, pero se consigue fácilmente si se posee un variador de iluminación, ya que proporciona la flexibilidad necesaria para controlar la iluminación artificial, variando su intensidad a voluntad.
Muchos de estos variadores poseen un interruptor, y la variación de la intensidad luminosa se obtiene haciendo girar un mando. Los modelos más sofisticados constan solamente de una placa o mando que se pulsa para encender a luz y que se hace girar para controlar la luminosidad.

Instalación paso a paso

1.- Para instalar el variador, lo primero que debes hacer es cortar el suministro de energía eléctrica.
2.- Una vez cortado el suministro, destornilla la tapa de la caja del interruptor y desconecta los conductores.
3.- Conecta los conductores que retiraste del interruptor en el variador, siguiendo las instrucciones del fabricante. Recuerda que el modelo del variador deberá ser tal, que pueda atornillarse a la misma caja del interruptor que vas a quitar.
4.- Atornilla el variador a la caja. Ya puedes reponer el suministro de energía.

Debes tener en cuenta

La mayoría de los variadores de iluminación controlan ampollas corrientes de filamento de tungsteno (incandescentes) y focos. No es común atenuar la intensidad de la iluminación de un equipo fluorescente. Si así fuera, se necesitaría un variador especial de características diferentes.

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viernes, 3 de agosto de 2007

Climatización evaporativa

El mundo del aire acondicionado no se acaba en las frigorías. Aunque el sistema split es el más extendido en la mayoría de las viviendas, existen otras alternativas también muy interesantes para librarnos de los rigores del verano. Un ejemplo es la evaporación, que permite refrescar el ambiente con un efecto similar al que se produce con la brisa marina. Sin duda, un modo muy natural de no pasar calor en casa durante estos meses.

El aire acondicionado tradicional funciona a través de los splits. Normalmente necesitamos dos unidades o splits, uno externo y otro interno, conectados entre sí a través de tubos de cobre. En verano, la unidad interna obtiene el calor del ambiente y lo descarga en el exterior. Mientras, el aparato que está en el interior distribuye el aire fresco en la habitación. Todo el sistema se sustenta gracias a la electricidad, energía que hace funcionar los splits.

Inversión y ahorro
La tecnología por evaporación, sin embargo, utiliza el agua como fundamento de la refrigeración, con el consiguiente ahorro de energía. "Disponemos de dos tipos de productos: para uso industrial y para vivienda", nos explica Juan Rubio, gerente de Austral Air, empresa distribuidora en España de los productos de Seeley Internacional, compañía australiana de climatización especializada en sistemas evaporativos. Normalmente se necesita una inversión inicial de 18 euros por metro cuadrado para instalarlo, aunque se amortiza: se calcula que el consumo mensual es de 0,1 euros por metro cuadrado.

"Actualmente ya estamos introduciendo este sistema en casas de obra nueva. En inmuebles ya construidos, sólo es posible la instalación en viviendas unifamiliares, ya que hay que colocar un aparato en el techo y en los pisos es más complicado", nos detalla Rubio. "Este aparato se encarga de renovar con aire fresco el ambiente interior de la casa. A partir de ahí, es muy fácil distribuir el aire por toda la casa a través de falsos techos", nos explica.

Pero no hace falta instalación previa si no quieres. "También disponemos de aparatos individuales portátiles que se venden en grandes almacenes", asegura. En portátiles existen varios modelos, aunque el precio depende de su capacidad de climatización: para superficies de 10 m² cuestan 280 €(*); para 20 m², 339 €(*). Consumen 60 y 90 watios respectivamente.

Cómo funciona
La palabra técnica es enfriador bioclimático. Estos aparatos disponen de un ventilador que activa una bomba que hace circular el agua desde un tanque hasta la almohadilla (filtro), que queda mojada. A su vez, cuando el ventilador lleva aire de fuera de la habitación a través de la almohadilla mojada, se consigue una evaporación que enfría el aire. "Por eso deben estar cerca de una ventana entreabierta, que facilite la renovación del aire", puntualiza el gerente de Austral Air.

El resultado es una importante disminución de la temperatura interior, respecto a la exterior, a la vez que se renueva y purifica el aire, generando un efecto refrescante similar a la brisa marina. La denominación 'bioclimático' hace referencia a su valor medioambiental: no usa gases CFC y consume muy poca energía. "Además evitamos la recirculación del aire y que esté demasiado seco: la humedad relativa aumenta hasta el 60-70%", explica Juan Rubio.

En cuanto al mantenimiento, es conveniente limpiar la reserva de agua al final de cada estación del año. En ciudades y lugares más contaminados, habrá que hacerlo más a menudo. La almohadilla especial refrigeradora también se tiene que limpiar. Asimismo, la cambiaremos al menos una vez al año para garantizar un correcto funcionamiento.

Aire acondicionado y climatización en Bricolaje y Hogar

miércoles, 1 de agosto de 2007

Reciclar: Convierte un viejo cajón en una tarima para la pantalla del ordenador

Si la mesa o la silla no se adaptan a las medidas recomendadas con respecto a tu vista y el monitor, no te preocupes. Con este sencillo trabajo, además de colocar la pantalla a una altura adecuada para tus ojos, podrás aprovechar el espacio inferior para guardar el teclado y el ratón, economizando así el área libre de la mesa.

Los materiales son los mismos que para el trabajo anterior. Y el primer paso, coincide. Habrá que decapar la madera y eliminar cualquier irregularidad. En este caso, es recomendable que el cajón sea cuadrado.

Paso 2. Con ayuda de la sierra de calar o una sierra de madera tradicional, elimina dos laterales del cajón. En ocasiones, los listones están ensamblados con pequeños tubos de madera y puede más ser sencillo desmontarlos. Lija los extremos que has cortado.

Paso 3. Coloca la pieza boca abajo, de forma que coincida la esquina con el rincón de la pared. Si alguno de los lados es más largo, puedes cortarlo. Una vez que hemos observado su adaptación al espacio de nuestra mesa, podemos barnizarlo utilizando, como en el caso anterior, el tinte.

Variación: Si la pantalla de tu ordenador no está situada en una esquina de la mesa, en lugar de eliminar los listones laterales, corta el cajón por la mitad y sigue el mismo procedimiento.

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