martes, 28 de agosto de 2007

Proteger el mobiliario metálico del exterior

El calor, el frío, la lluvia y los cambios bruscos de temperatura provocan en nuestro mobiliario exterior un deterioro más acelerado de lo normal, sobre todo en las mesas y sillas de hierro que tengamos en nuestro jardín. Si nuestra casa, además, está ubicada cerca de un puerto o de una playa, la humedad y la sal pueden agravar aún más la oxidación. Para prolongar la vida de nuestros muebles y hacerlos inmunes a las inclemencias del tiempo, no hace falta más que una simple revisión, con la que nos aseguraremos un buen aspecto, como mínimo, durante los próximos 18 meses.

Siguiendo unas cuantas pautas de saneamiento muy sencillas, evitaremos el deterioro de las piezas de exterior y no tendremos que reemplazarlas cada temporada. A continuación podrás encontrar unas cuantas técnicas para paliar los desconchados y el óxido que tanto desluce la imagen de nuestra terraza. De esta forma, tu espacio al aire libre te lo agradecerá y podrás disfrutar plenamente de todos los utensilios sin temor a cortes ni desperfectos.

Materiales y herramientas necesarias

  • Esmalte antioxidante de color blanco.
  • 1 bote de pintura de color a nuestra elección.
  • 1 brocha.
  • 1 esponja.
  • Papel de lija de grano medio.
  • Guantes y gafas protectoras.
  • Cepillo metálico.
  • Aguarrás.

Todos estos materiales podrás encontrarlos fácilmente en droguerías, tiendas de decoración y bricolaje, y no supondrán un coste mayor de 15 euros.

Antes de comenzar, prepararemos nuestro escenario de trabajo. Esto asegurará una labor más confortable, con todos los utensilios necesarios a mano, así como la limpieza a la hora de pintar, lijar y realizar los acabados. Un hule grueso y plastificado es una buena opción si trabajamos sobre una mesa. Otro consejo es hacerlo a una altura cómoda, y que nuestro banco de trabajo sea amplio para poder desplazarnos con soltura. Si tenemos la posibilidad de desmontar nuestros muebles en piezas, nos resultará más fácil manipularlas y atacar el óxido.

Cuatro pasos para renovar tus muebles
La primera tarea que llevaremos a cabo es la retirada del acabado más deteriorado de los muebles. Normalmente, aunque aparentemente las sillas y mesas suelen ofrecer una imagen de buen estado, las patas son las zonas donde más se acusa el paso del tiempo. Sin embargo, eso no quiere decir que otras partes como los respaldos, asientos y tablas de apoyo estén libres de sufrir roturas o averías. Así que aprovecharemos nuestro trabajo de restauración para poner a punto todas las zonas visibles.

Usaremos el papel de lija de grano medio para dejar desnudos nuestros muebles y extraer la pintura anterior y el óxido que haya podido acumularse, preocupándonos especialmente en aquellas zonas curvas o con oquedades donde sea más difícil el acceso. Otros aliados podrían ser el cepillo metálico, el decapante químico o las lijadoras eléctricas, ya que proporcionan mayor rapidez y el resultado final suele ser más uniforme y completo.

Si finalmente te decides por el decapante, no te olvides de usar guantes y gafas para protegerte, trabaja en un lugar bien ventilado y deja actuar al compuesto durante varias horas. Una vez pasado el tiempo, con ayuda de una cuchilla o una espátula, retira la pintura. Cuando termines el proceso, el papel de lija puede servir para rematar las zonas que hayan quedado descubiertas.

Es normal que encuentres más dificultad en las zonas que han tenido más contacto con la humedad. Si tienes un mueble demasiado oxidado, puedes incorporar un cepillo metálico de alambre duro al taladro y retirar la herrumbre pesada.

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