miércoles, 7 de noviembre de 2007

La aerografía, un gran recurso artístico (II)

Desde el coche hasta la uñas
Se necesitan pocas herramientas pero mucha creatividad. Lo primero que debe adquirir es un aerógrafo, un compresor y las pinturas para aerografía. Aprender la técnica no es complicado y una vez que esté dominada, podremos aplicarla en infinidad de superficies. Nos permitirá otorgar un toque artístico a objetos realizados en cuero, en unos pantalones vaqueros, en camisas de franela, etc.

Igualmente, la aerografía encuentra un lugar de excepción en la pintura de coches y motos, siendo muy importante su uso en talleres. Unas paredes tristes se transformarán automáticamente si les aplicamos un baño de color o algún detalle decorativo con el aerógrafo. Pero las aplicaciones van más allá puesto que nuestro propio cuerpo puede ser lienzo para estos trabajos.

Una pintura para cada ocasión
Es importante asegurarse de que se ha seleccionado la pintura adecuada para la superficie que se va a pintar puesto que existen pinturas aerográficas para cada una de ellas. Las pinturas que se utilizan en sustancias comestibles, por ejemplo, son perfectamente aptas para el consumo. Las utilizadas en el cuerpo son especiales para no dañar la piel. Cada pintura está diseñada para adherirse y no dañar el lugar en el que es utilizada.

Una de las múltiples ventajas del uso de la aerografía es que se pueden trabajar las degradaciones para lograr efectos de profundidad y volumen; matices imposibles de conseguir si trabajamos con armados con un pincel. Otra virtud es que esta técnica permite cubrir totalmente grandes superficies en tiempo récord como paredes interiores o fachadas exteriores.

A través de la aerografía, podrás cambiar el aspecto aburrido o envejecido de cualquier cosa y, si dejas volar su imaginación, hasta podrás crear hermosas fantasías en las habitaciones de sus hijos y en cualquier espacio donde tu creatividad desee manifestarse.

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