jueves, 24 de mayo de 2007

El ladrillo

La invención del ladrillo supuso un gran avance en la historia de la arquitectura mundial. Materiales tan susceptibles como el adobe o tan costosos y pesados como la piedra, se han visto relegados a un segundo plano en la mayoría de trabajos de albañilería.

Este material compuesto por masa de barro o arcilla cocida y con forma rectangular, encuentra su mejor aliado en el cemento. Juntos conformarán la columna vertebral de arquitectura moderna.

Actualmente el ladrillo también ha adquirido un rol decorativo dentro de la construcción, esto es debido a la gran variedad de diseños, texturas, formas y colores que han incorporado los nuevos fabricantes.

Tipos de ladrillos
Como hemos anotado con anterioridad existen multitud de tipos de ladrillos, pero en cuanto a su composición, se adaptan según el uso:

Macizos: este tipo de ladrillos son planos, poseen una de sus caras a un nivel más bajo, a la que se le denomina hundido, es aquí donde se aplica el material de agarre.

Especiales: son de formas variadas por lo que se adaptan a lugares difíciles, lo que supone una gran ayuda a la hora de rematar el trabajo. Los hay con doble canto, terminados en curvas, con ángulos esquinados y con puntas redondeadas.

Perforados: tienen agujeros que los atraviesan de lado, de este modo el agarre traspasa el ladrillo entero y fusiona las distintas piezas como si fueran una.

Huecos: constituyen una verdadera muralla contra la humedad. Su peso es muy reducido y tienen múltiples aplicaciones en la construcción como levantar dobles muros entre los cuales insertar materiales aislantes.

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